¡Aprenda de nuevo el dichoso abecedario!

Y estaba el Ser Supremo en su butaca, fumando en pipa. Había aprendido muchas cosas de los vulgares seres humanos y gozaba con ellas. Decidió señalar al azar por todo el mundo. Unos cuantos humanos específicos, hasta el momento inanimados y sin vida aparente, fueron los elegidos como sujetos de pruebas para sus nuevas historias absurdas, con el abecedario como telón de fondo. Perdieron toda su cordura en el intento y jamás volvieron a ser los mismos…

En algo más pensó la entidad divina, contrató a un narrador que podía relatar al mismo tiempo tanto el meterse en la piel del protagonista de turno como relatar su dolorosa caída de forma omnisciente. Y decidió publicitar esta cosa como un proyecto de aprendizaje del abecedario, dando sentido así al título de esta narración de carácter didáctico.

A
«Estás invitada a la fiesta,… lata vacía… Eh…»

El sujeto de pruebas A jamás pudo separar la fiesta de su alma, aún cuando estaba en su chabola decorada con cartones, piezas del chatarrero y algo de tela.

B
«Como tu mamá, te digo que dejes de morder este pez».

El sujeto de pruebas B, una fémina de cuarenta y dos años, obvió la existencia de su hijo mientras contemplaba el juguete de la película «Tiburón», propiedad del vástago desde su último cumpleaños.

C
«¡A ver, ladrillo! ¡Atente a mis preceptos democráticos, que llevo 9 años gobernando a rucios como vosotros!».

El sujeto de pruebas C gobernó durante 12 años una casa en ruinas desconociendo que podía ser presidente del Gobierno.

D y E
-¡Tus espadazos podrían cortar el aire, Douglas!
-¡Adam! ¿Sabes que necesitas sodio o lo que sea para tu escudo?

Ambos sujetos de pruebas, D y E, consiguieron coincidir en el espacio y el tiempo, pero tuvieron mala suerte. Cayeron en la época del Imperio Romano, siendo enviados al Coliseo en calidad de gladiadores para que el pueblo romano pudiera disfrutar de los sudores de estos prometedores periodistas que trabajaban de becarios en algún periódico de mala muerte.

F

«Es usted fundamentalmente hermosa, señorita María».

El sujeto de pruebas F vivió una vida absolutamente vulgar, sólo alababa a las chicas realmente bellas hasta que, después de su alabanza número cuatro, cayó en una alcantarilla y murió en el acto.

G

«¡Hombre! ¿Cómo estás? Dale al «leer más», ¡resalao!».

Y en efecto, aquel sujeto de pruebas, de letra G, saludaba cordialmente a todo el mundo para romper luego la armonía con un «leer más». Al final, nadie le quería.

H
«¡Mi mano se está calentando, mamá! ¡Ya puedo lanzar una bola de fue… aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay! ¡¡¡AAAaaarrggghhh!!! ¡¡AGUAAAAAAAA!!»

El sujeto de pruebas H, menor de edad, agitaba fuertemente su mano derecha a la vez que chillaba de intenso dolor. Naturalmente, fue al manicomio construido con bloques de Lego y que se situaba cerca del término municipal de la ciudad.

I

«Consideraremos esto como un proyecto que debe cancelarse. Nuestros cálculos nos indican que si seguimos con este viaje a ninguna parte, tendremos pérdidas estimadas de cinco peniques cada lustro, frente a ganancias de 56.000 millones de libras anuales.»

Y el sujeto de pruebas I consiguió, por primera vez, presionar al Ser Supremo -por un espacio de 2,8 segundos estaba durmiendo en un tronco y había perdido su carácter divino-. Era empresario y profesional en liar a toda clase de gente. Así se acabó este proyecto, con punto y al carajo.

3 respuestas to “¡Aprenda de nuevo el dichoso abecedario!”

  1. Beeril Says:

    Ja ja ja! Esto ha sido invención tuya? Qué original! Muy bueno!

    Saludos desde Irlhadia!

  2. McManus Says:

    Gracias por los elogios, aunque cuando lo escribí no me sentía muy inspirado, la verdad. Por cierto, a ver si te agrego, que este blog ya está adquiriendo fama de antosocial.

  3. ray ban prescription glasses Says:

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